Jesus orando

Como rezar

"Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" (Santa Teresa del Niño Jesús).

Santa María Margarita Alacoque le pregunta a su maestra de noviciado: "enséñame a orar". Ella le aconseja ponerse en frente del Señor, y colocar un lienzo en espera de la obra del pintor. La joven no comprende, pero ella escucha la voz del Señor que le dice: "ven yo te enseñare. En el lienzo de tu alma yo estampare mi Pasión".

Una vez el cura de Ars se sorprendió al ver la cantidad de tiempo que uno de sus feligreses, un hombre sencillo que no sabía leer ni mucho de espiritualidad, pasaba rezando en la Iglesia. Cuando le pudo la curiosidad le pregunto al hombre: "¿Qué le dices?" El contestó: "Nada. Le miro, me mira, y somos felices juntos".

Recuerda que puedes rezar en tu casa, en una iglesia, donde quieras. Cuando te unas a esta cadena de oración, ten en cuenta las Peticiones Comunes, porque son de interes commún de quienes hacen parte de la cadena, y son las mismas necesidades urgentes de la Iglesia en nuestro mundo actual. Ademas, ora por todas las peticiones particulares que van anotando las personas semanalmente.

Hay cuatro (4) tipos de oración:

Qué rezar

1. Ve a la Santa Misa. Tu Misa ofrecida es la mejor oración.
Eucaristía es misterio de fe, que supera de tal manera nuestro entendimiento que nos obliga al más puro abandono a la palabra de Dios, nadie como María puede ser apoyo y guía en una actitud como ésta. Repetir el gesto de Cristo en la Última Cena, en cumplimiento de su mandato: "¡Haced esto en conmemoración mía!", se convierte al mismo tiempo en aceptación de la invitación de María a obedecerle sin titubeos: "Haced lo que él os diga"; (Jn 2, 5). Con la solicitud materna que muestra en las bodas de Caná, María parece decirnos: "no dudéis, fiaros de la Palabra de mi Hijo". Él, que fue capaz de transformar el agua en vino, es igualmente capaz de hacer del pan y del vino su cuerpo y su sangre, entregando a los creyentes en este misterio la memoria viva de su Pascua, para hacerse así "pan de vida" (Juan Pablo II, Ecclesia de Eucaristía).

2. Visita al Santísimo.
Es un encuentro a solas con Cristo Vivo, en toda su magnitud. Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Ahí puedes utilizar una oración silenciosa dejando que El hable a tu corazón.

3. Reza un Rosario ¡Meditado! - El viernes los Misterios Dolorosos.
"El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo" (Juan Pablo II, Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae).

4. Reza la Coronilla de la Misericordia.
Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Además a través de ella obtendrás, todo, si lo que pides está de acuerdo con la voluntad del Señor.

5. Lee un rato y despacito el Evangelio.
"Abrid el Evangelio y descubrid que Cristo es vuestra alegría, la roca sobre la que vuestra debilidad se transforma en fuerza", mensaje de S.S. Juan Pablo II en la clausura de la X Jornada Mundial de la Juventud. Manila, 15 de enero de 1995. En este link encontraras el evangelio de cada dia: http://www.evangeliodeldia.org

6. Canta, escucha música que te hable de Dios.
El que canta ora dos veces. Si a pesar de todo, te atascas y no sabes qué hacer …, no te preocupes, pide a Dios que te enseñe. Confía. Recuerda, no hace falta que sepas nada: «El Espíritu Santo os lo enseñará todo» (Jn 14, 26).

7. Coge un papel y un bolígrafo y escribe una carta
Al Papa, al Espíritu Santo, a la Virgen ... escríbeles lo que tú quieras, lo que lleves dentro del corazón, entre tú y ellos.

8. Vuelve a leer algunas de las encíclicas del Papa
Las tienes todas en este enlace. Estas incluyen también mensajes para los jóvenes.


" ... Cuando me dices: Jesús yo confío en Ti, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciendo a toda hora: Jesús, yo confío en Tí. Necesito las manos libres para poder obrar ... Asíque no te preocupes; echa en Mí todas tus angustias y duerme tranquilamente".

“Si Dios no os alivia, estad preparados para someteros a su voluntad Divina, lo mismo que hizo Cristo” (Padre Pío).